Preadolescencia, el comienzo del cambio

La preadolescencia es el principio del cambio. Entre los 8 y los 12 años, los niños y niñas experimentan una serie de cambios físicos y emocionales que empiezan a preparar al entorno familiar para la entrada en el periodo más o menos complicado de la adolescencia. Estos cambios son patentes en el desarrollo físico, cognitivo, emocional y social de los chicos y chicas, que van dejando atrás el periodo infantil. Así, tu hijo/a comienza a querer más independencia y empieza a buscar su propia identidad, por lo que su relación con el entorno familiar empieza a cambiar.

En este momento de su vida, padres e hijos pueden estar más o menos preparados para la situación y afrontar la preadolescencia de maneras diferentes según el grado de maduración. En Pixpay, te vamos a dar información sobre la preadolescencia, para que puedas compartir este momento con tus niños y niñas de manera constructiva y serena. ¿Tienes preadolescentes en casa y quieres comprender cómo funcionan? ¡Pues sigue leyendo este artículo!

La preadolescencia, los primeros cambios físicos y emocionales

De repente llega un día en el que te cuesta reconocer a tu hijo/a. A los cambios físicos cercanos a la pubertad que empiezan a experimentar los niños y niñas de su edad, se unen una serie de pequeñas modificaciones en su cerebro mediante las cuales dejan atrás las emociones de la infancia para entrar en la adolescencia. La edad en la que los jóvenes llegan a la preadolescencia depende de su grado de maduración, pero en líneas generales llega entre los 11 y los 13 años. En las niñas empieza entre los 10 y los 12 años y en los niños comienza entre los 12 y los 14. Su psicología es cada vez menos infantil, y a los cambios físicos producto de la maduración biológica se unen una serie de cambios emocionales y conductuales propios de esta fase. Aquí te damos más información:

Cambios físicos que anuncian la pubertad

El cuerpo de un preadolescente ya no es el de un niño. Con la pubertad, su cuerpo se parece cada vez más al del adolescente que será un día, aunque el desarrollo es menor. Los principales cambios que experimentan entre los 11 y los 14 años son los siguientes:

 

  • Las niñas: su pecho empieza a desarrollarse y aparece el botón mamario, que es una primera elevación del pezón. El vello púbico suele aparecer unos meses después del comienzo del desarrollo mamario. Además, suelen crecer de manera explosiva entre los 9 y los 10 años, alcanzando su pico máximo a los 12 años. Pueden empezar a tener un poco de acné y están a punto de tener su primera menstruación.
  • Los niños:  experimentan un crecimiento testicular entre los 11 y los 12 años, con la aparición del primer vello público y en las axilas. Los niños crecen a partir de los 9 años, aunque de forma más gradual que las niñas, alcanzando su pico a los 14 años.

Cambios en la psicología y en las emociones de los preadolescentes

La maduración de los preadolescentes conlleva una serie de cambios en el cerebro, tanto psicológicos como emocionales. Sus centros de interés comienzan a cambiar, y sus amigos y su vida social empiezan a ser más importantes. Los niños y niñas empiezan a forjar su propia identidad, a ser más autónomos, a sentir pudor o vergüenza, a variar su alimentación y a cuidar su apariencia.  Aquí tienes algunos cambios de tu niño/a propios de este periodo:

 

  • Empieza a ser más rebelde y a cuestionar las normas que establecen los adultos.
  • Busca su propia identidad y su reafirmación personal, aunque está lleno/a de dudas y de inseguridades de cara a ellos y a los demás.
  • Empieza a compartir más tiempo con sus amigos, con los que comparte temas de interés, vivencias, espacios. 
  • Necesita más tiempo y más espacios propios y no comparte mucha información sobre sus emociones o sobre lo que hace en su día a día.
  • Comienza a tener si propio punto de vista, observando e interpretando la realidad a su manera y difiriendo del punto de vista de los adultos.
  • Empieza a desarrollar un sentimiento de pertenencia al grupo, con sus amigos, compañeros o gente de la misma edad.
  • Su maduración cognitiva se refleja también en la percepción del tiempo. Así como a los niños y niñas les resulta más difícil proyectar el futuro, el preadolescente comienza a tomar conciencia sobre las consecuencias que conllevan sus acciones.

Cambios en la vida familiar y en el ámbito escolar

Aunque el entorno familiar y el ámbito escolar son los dos contextos más importantes en la vida de un preadolescente, la relación de los chicos y chicas con ambos universos pueden cambiar en la preadolescencia:

 

  • En el ámbito familiar, el comportamiento de un preadolescente con sus padres, hermanos y demás miembros de la familia comienza a cambiar. Necesitan aumentar el círculo social, por lo que tienen tendencia a querer pasar menos tiempo en familia y a querer compartir más ocio y tiempo libre con sus amigos. Los preadolescentes buscan sentirse autónomos y pasarán de buscar el acompañamiento de sus padres a evitar sus muestras de cariño en público.
  • En el ámbito escolar: su educación es algo muy importante a esta edad, por lo que hay que seguir con atención su rendimiento escolar y académico, que puede verse modificado por los cambios de la preadolescencia. Pedir información al personal docente sobre su rendimiento escolar, fijar normas en cuanto a estudio o los resultados es esencial, pero siempre teniendo en cuenta el momento emocional por el que pasan y la dificultad mayor de su nivel escolar.

Consejos para ayudar a tus niños a vivir el cambio de la preadolescencia

La preadolescencia o edad del pavo es un momento de transición que debes compartir con tus hijos, ayudándoles a afrontar el mundo, la vida y la sociedad que les rodea gracias a tu propia experiencia. Sin embargo, no olvides que ellos no son tú, y que deben construir su propia identidad en un mundo en plena mutación que no es el mismo para todos. En este artículo, te vamos a dar unos trucos para que puedas ayudar a tus hijos en su proceso de maduración:

 

  • Préstales atención y comparte momentos con ellos, actividades, salidas…dedicarles tiempo es la mejor manera de compartir este periodo.
  • No les hables como a niños, ya no lo son. Habla de manera clara con ellos sobre sus temas de interés o sobre otros temas que les preocupan o les interesen. Aborda de manera clara temas como drogas, relaciones sexuales y riesgos de embarazo, respeto, homosexualidad… la mejor manera de evitar malentendidos es darles información detallada sobre lo que quieran saber.
  • Haz prueba de empatía y de compresión, aunque eso no evita que tengas que establecer unas normas de convivencia en el entorno familiar, como horarios de vuelta, higiene corporal, vida escolar o muchas otras cosas más. 
  • Interésate por sus centros de interés, por sus amigos, por la vida de su instituto… aunque no te enfades si no quiere compartir contigo ciertos momentos o confidencias. Recuerda que no eres su amigo/a, sino su padre o madre.
  • Incítale a practicar un deporte o una actividad que le guste, para que esté en forma y conozca nueva gente, así como a prestar atención a que tenga una alimentación correcta, ya que está creciendo.
  • No olvides que la formación emocional de tu hijo es tan importante como su formación escolar. Apoyarle y ayudarle a comprender el momento que están pasando, le servirán para afrontar los retos emocionales del futuro.

 

La preadolescencia es un momento de la vida en la que los niños y niñas dejan atrás su infancia para entrar de lleno en la adolescencia. Este periodo puede ser complicado para ellos/as, ya que a menudo están en plena contradicción entre un pensamiento todavía infantil y sus ansias de autonomía. Los cambios emocionales de la preadolescencia también pueden perturbar a los padres, que sienten la necesidad de establecer nuevas normas en el entorno familiar adaptadas al grado de maduración de sus hijos/as. Sin embargo, piensa que este periodo es necesario en la vida tanto de los padres como de los futuros adolescentes, ya que nos prepara para el gran tsunami que es la adolescencia, ayudándoles en su maduración tanto corporal como física. La empatía y la comunicación son esenciales en este periodo, como también lo serán más tarde. Unas normas claras y mucho amor harán que tanto padres como niños puedan compartir un nuevo periodo de su vida en armonía.

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