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La adolescencia, una etapa difícil llena de posibilidades
La adolescencia es una fase fascinante. Si, puede que parezca raro, pero a pesar de que la adolescencia es una etapa difícil, tanto para los jóvenes como para los padres, también es una etapa de cambios, de búsqueda de la identidad y de construcción emocional, esencial para el ser humano. Así, durante la adolescencia, los niños y niñas dejan atrás la infancia y se van preparando para afrontar la vida como el adulto que serán en unos años. Este periodo de transición conlleva muchos cambios, tanto a nivel físico como en el cerebro de los adolescentes, que empiezan a establecer una relación diferente con los demás. Su comportamiento en familia y en sociedad empieza a cambiar, algo que como padres puede ser difícil de gestionar. Sin embargo, vivir la adolescencia de tus hijos a su lado, estando presente y ayudándoles a comprender el mundo, es una experiencia que puede ser fantástica. Para que la adolescencia de tus hijos sea una etapa llena de posibilidades y no solo un periodo difícil, Pixpay te da algunas pistas para comprender y ayudar a tus hijos a vivir su adolescencia con el mayor bienestar posible. ¡Sigue leyendo y verás!
¿Por qué la adolescencia es una etapa difícil?
Como hemos dicho, la adolescencia es una fase de la vida que puede ser difícil, ya que está llena de cambios físicos y psicológicos, de rupturas, de búsqueda de sí mismo y de modificación de la conducta que puede exigir la reorganización de las relaciones familiares. Los adolescentes ya no son niños de 5 años, y empiezan a vivir unos conflictos internos que se suelen convertir en conflictos con sus padres, hermanos y otros adultos. Los 14 o 15 años se consideran como la edad más complicada para un adolescente, y muchos padres, madres y otros familiares de adolescentes tienen muchas dificultades para comprender los trastornos que genera la adolescencia en unos niños que hasta ese momento no generaban conflictos. Además, en términos psicológicos, no hay cambio (real) sin pérdida. Y toda pérdida importante pone en marcha un proceso de duelo que tanto adolescentes como padres tienen que llevar a cabo. Para que puedas comprender este periodo y que le pasa al cerebro de un adolescente, aquí te damos algunas pistas y consejos:
¿Dejar atrás la infancia?
A partir de los 12 años los niños empiezan a convertirse en jóvenes adolescentes. Es un momento en el que los niños/as empiezan a sentirse mayores y empiezan a afrontar nuevas situaciones y emociones y a tomar ciertas decisiones por sí mismos. Pero también deben hacer el duelo de la infancia, de la ligereza de ser niño, de la omnipotencia de la infancia y de las relaciones infantiles con los padres y demás familiares… unos cambios para los que el cerebro debe prepararse. Este duelo de la infancia puede ser complicado para algunos adolescentes, pero también para los padres, que ven a su niño/a transformarse, tener comportamientos diferentes, modificar su conducta y dejar de ser el niño/a que era.
Aceptar los cambios físicos de la pubertad
Durante la pubertad, se producen una gran cantidad de cambios físicos tanto en niños como en niñas. Estos cambios pueden ser fuente de inseguridad y de complejos, ya que los adolescentes empiezan a querer ser iguales y a acercarse lo máximo posible a los cánones de belleza sociales del momento. Su autoestima puede verse perjudicada por estos cambios físicos, que les pueden afectar a nivel emocional y modificar su conducta. También, muchos jóvenes intentan sin éxito conseguir una apariencia socialmente aceptable, es decir, buscan ser aceptados por medio de su físico. Si no lo consiguen, puede ser fuente de frustración y de conflictos. Los adolescentes deben hacer el duelo de un cuerpo al que ya se habían acostumbrado y aceptar un cuerpo que cambia, puede que demasiado deprisa o demasiado despacio, causando ciertos trastornos emocionales.
Buscar su lugar siendo ellos mismos
A los cambios físicos se unen además los cambios psicológicos durante la adolescencia. Los adolescentes no tienen definida su personalidad y se encuentran en un proceso de búsqueda. La intimidad empieza a ser algo importante y rechazan la intervención de los padres en sus asuntos. En cambio, se ven influenciados por su grupo de iguales, la opinión de estos, su comportamiento, su aceptación… La adolescencia es una etapa difícil y muy reflexiva, por eso los adolescentes pasan gran parte de su tiempo en su habitación y tienen necesidad de un espacio personal. Los estudios revelan que, debido a los cambios físicos y psicológicos, existe un mayor gasto de energía, por lo que una actitud pasiva refleja la necesidad de reponer fuerzas y no forzosamente trastornos físicos o emocionales.
Otra de las características es la creación de su personalidad o su identidad personal, aquello que nos diferencia del resto y nos hace únicos.
Cambios en el cerebro: desarrollo cerebral
Además, la adolescencia también es un período importante para el desarrollo cerebral. Los años de la adolescencia sirven para afinar su funcionamiento: la parte del cerebro situada detrás de la frente, también llamada corteza prefrontal, es una de las últimas partes en madurar y lo hace en la adolescencia. Esta área es responsable de habilidades como planificar, establecer prioridades y tomar buenas decisiones, así como de los procesos y conductas sociales. La importancia de las relaciones con los compañeros y amigos, junto con el desarrollo continuo de la corteza prefrontal, puede provocar que los jóvenes tomen decisiones arriesgadas, ya que para ellos los beneficios sociales superan las posibles consecuencias de una decisión. Sin embargo, estas decisiones pueden ser también positivas, ya que les pueden llevar a practicar un nuevo deporte, aprender nuevas cosas y mejorar sus relaciones con los demás. La maduración cerebral se termina en torno a los 25 o 30 años.
Cambio de la relación con los padres: se acabó la idealización
Durante este periodo, los adolescentes buscan desvincularse progresivamente de los padres y quieren tomar decisiones por sí mismos, aunque aún no tienen las herramientas ni la autoestima para una independencia total. El adolescente busca su propia identidad y obtener su autonomía, para lo que es necesario separarse de las figuras paternas, aunque no es fácil, porque todavía no es lo suficientemente maduro. Así, pueden vivir un conflicto entre dos emociones: la dependencia de sus padres y la necesidad de independizarse. Esta lucha interna se expresa mediante peleas y conflictos con los padres, ya que son el pilar del que quieren desprenderse y a la vez su fuente de seguridad. La relación cambia y no queda más opción que asumirlo: los adolescentes ya no idealizan a sus padres.
¿Cómo ayudar a gestionar la adolescencia a tus hijos/as?
La adolescencia es una etapa donde también los padres pueden sentir más dudas sobre cuáles son las actitudes más correctas con sus adolescentes. Además, los padres y madres pueden sentirse frustrados por los comportamientos negativos de su hijo/a adolescente, lo que puede provocar discusiones y enfados. Como adultos, debemos comprender qué pasa en el cerebro de nuestros adolescentes, cuáles son los cambios y nuevas situaciones que afrontan y las razones de sus conductas y comportamientos.
Aquí algunos consejos para que pueda ayudar a tu adolescente a afrontar esta etapa y para que tú puedas vivirla como una posibilidad:
- Encuentra un equilibrio entre la autoridad y el afecto. Los adolescentes necesitan ver que sus padres les comprenden, les apoyan con afecto y confianza, pero también necesitan unos límites para sus comportamientos que les permitan desarrollar su personalidad y convertirse en adultos. La estabilidad y el bienestar familiar es esencial para un adolescente. El bienestar emocional, la templanza y la estabilidad que les falta en esta época de la vida deben recibirlo de su familia.
- Adáptate a las nuevas conductas de tu adolescente, modificando las normas por límites más flexibles y negociados con el adolescente. De esta manera, la relación entre padres e hijos evoluciona y cambia, pero el vínculo queda siempre.
- Dales información, explicaciones y consejos y aclárales dudas. Si no te sientes capaz, recurre a profesionales de la psicología o del comportamiento.
- Como adultos, podemos y debemos ayudar a nuestros hijos a aceptar sus cambios físicos, explicándoles los procesos por los que están pasando y recurriendo a profesionales para buscar soluciones a ciertos desajustes o inconvenientes de la adolescencia, como puede ser el acné, el desarrollo sexual, el exceso de sudoración u otras molestias relacionadas con esta fase.
- Debemos potenciar su autoestima y su confianza. Se ha comprobado que una autoestima bien establecida es un factor protector contra situaciones de bullying y contra la depresión. Cuando los jóvenes tienen confianza en sí mismos, son más capaces de aceptar la presión y los límites sociales, así como los cambios físicos y en sus emociones.